martes, 17 de enero de 2012

La odisea: Mengíbar-Ferrol en tren, ida y vuelta.

Me había propuesto como propósito de año nuevo darles un poco de movimiento a ambos blogs y lo cierto es que no lo estoy consiguiendo. Podría dar un buen puñado de razones, entre ellas un molesto catarro o el estrés de que lo que queda de curso va a ser un examen tras otro, pero aunque eso sea cierto la pereza también ha jugado un papel importante en esto.

El sofá parece haberse apoderado de mí en las últimas semanas y es una pena porque han sido las más relajadas que tendré en lo que queda de curso. Lo bueno es que el 13 de Marzo es la evaluación final y eso significa que la semana anterior esta plagada de recuperaciones. ¿Y que quiero deciros con eso? Que si lo llevo todo bien como hasta ahora lo más seguro es que en Marzo solo tenga un par de examenes máximo a primeros antes de terminar para siempre con ellos. ¡Felicidad!

Volviendo atrás tenía pendiente contaros como había sido nuestra experiencia de un viaje Mengíbar-Ferrol en tren. Lo primero que quiero decir es que no ha sido tan malo como lo esperaba, de hecho no ha sido más agotador que corretear por un aeropuerto.  Lo comentaré por partes, como corresponde.

La ida empezó con el ya familiar trayecto Mengíbar-Madrid, uno que ya teníamos más que rodado de cuando viviamos en comunidades diferentes. Eso se pasó bien, teníamos nuestros enchufes para poder conectar el PC y la Ds, una baraja y comida para picotear. Entre eso, la charla y alguna minisiesta no hubo problemas. Salvo el chasco de no poder usar el inet movil porque al llevar solo el pc de migue nos quedamos sin la clave que estaba en el mio :( Quedará para otra ocasión amortizar esos 3 días de internet movil que vodafone nos regala.

Una vez en Madrid simplemente comimos algo mientras esperabamos que llegase el siguiente tren, un par de horas que tampoco daban como para abandonar Chamartín. Y allí empezó el trayecto que se me hizo un poco más desesperante. Quizás porque era de día y la posibilidad de dormitar no existía para mí, el hecho es que 7 horas allí metida por mucho que podría pasear se me hicieron largas. Ibamos en primera clase y la cosa pues se notaba, la amplitud más que nada, pero los asientos eran más o menos lo mismo. En este también teniamos enchufe para poder tirar de nuestros aparatillos electrónicos para entretenernos una vez que Migue se negó a jugar más a la escoba.

Aun así cuando por fin llegamos a Coruña, 12 horas despues de salir de casa, lo hice con el cansancio habitual. Ni más ni menos que con el avión y con la ventaja de más espacio, enchufe, permiso para tener todo el tiempo los aparatos electronicos encendidos, de poder llevar todo el equipaje que quisiesemos (dentro de lo razonable, claro) sin esperar colas para facturar ni media hora para recoger tu maleta con la incertidumbre de ¿y si no aparece? :S Y eso sin mencionar que puedes llevar tu propia comida y bebida sin límite de ml.

Saltandome la parte interesante, la de estar allí con mi gente en Navidad, iré directamente a terminar de analizar la aventura pues queda la mayor de las partes. La que en total nos llevo 24 horas ni más ni menos. No recomendable para todos los públicos xD

A lo que yo más temía era al tren nocturno de 11 horas, sobretodo tras el viaje de 7 que me había dejado con la sensación de que estar más tiempo sentada podría ser superior a mí. El miedo radicaba sobretodo en pensar que no podría dormir, algo que ya me había ocurrido previamente en ese trayecto cuando lo había hecho con Ju en nuestra primera visita a Madrid. Los asientos habían sido infernales e intentandolo solo había conseguido un dolor de cuello para olvidar.

Por eso me había preparado y había comprado uno de esos cojincillos para el cuello hinchable que sorprendentemente no tuve que utilizar. Y es que en el tren hotel nos esperaban dos sorpresas. La primera, la buena, era que los asientos tenían una especie de orejeras en las que podías apoyar la cabeza y dormir apaciblemente sin que tu cuello adquiriese una posición antinatural. La mala fue descubrir que no había enchufes. ¿Un tren actual sin enchufes? ¡Pero si hasta los de media distancia tienen! Muy mal Tren-hotel, esperabamos más de ti. Tener retenidas a cientos de personas durante 11 horas y sin acceso a electricidad... Cuanta crueldad! Así que una vez murieron todas las baterias agradecimos muchiiiisimo poder dormir unas seis o siete horas.

A las 8 de la mañana llegamos a Madrid y gracias a mí nos quedaban todavía 12 horas para estar de vuelta en nuestra casa, algo de lo que me arrepentiría a ratos conforme fuese avanzando el día. El primer arrepentimiento llegó al darme cuenta de que me había bajado la regla, justo despues de que Migue cerrase la vuelta para coger el tren a las 4 de la tarde. ¡Así me gusta! Para que no pudiese cambiar de idea xD

Con ibuprofeno y la alegría de volver a ver a una de mis excompañeras de curro tiramos para el centro, a mi viejo Starbucks. Fue un reencuentro cargado de nostalgia y de la sorpresa de saber que Zaira tardaría un par de horas en llegar. ¿Y que haciamos nosotros un par de horas allí sentados despues de haber estado sentados las 12 horas previas? Nada de nada, directos a Callao nos fuimos y esquivando a las numerosas camaras que estaban allí para asaltar a las primeras compradoras de rebajas llegamos a la Fnac. Si a alguien le pareció verme escapando de alguna de ellas... Si, era yo xD

El caso es que, volviendo a la odisea, terminamos por regresar a mi Starbucks y pasando un rato genial con Zaira en el que aprovechamos para ponernos la día. Una pena no haber podido quedar con más gente pero como ni sabiamos si ibamos a quedarnos o no decidi avisar solo a un par de personas que podían estar localizables y/o disponibles a las 9 de la mañana de un lunes.

Lo peor iba a llegar en lo más inesperado, todas esas horas entre las 2 del mediodía y las 8 de la tarde que estvieron repartidas entre Chamartín y el tren. Con dolores, agotada y sin ganas de nada que no fuese tirarme en mi cama aguante como pude (no sin quejarme). Si es que cuanto más cerca estas de llegar más interminable se te hace el camino. Pero bueno...

Hogar, dulce hogar. Echaba de menos mi cama, mi ducha, mis cosas... A las que cambio sin duda por pasar tiempo con la gente que tengo lejos pero a los que extraño en la distancia. Ojalá no tuviesen que estar unas cosas tan lejos de las otras.

Proximamente, resumen de la vuelta a casa por navidad.

4 comentarios:

  1. Madre mia, hay gente que escribe un libro de su vida, y tu podrias perfectamente escribirlo de un viaje a tu tierra XD
    Yo no puedo opinar nada, porque nunca he probado el tren, aunque ya lo haremos seguro cuando podamos.

    Deseando estoy que continues la historia¡¡ :)

    Un besazo¡¡

    ResponderEliminar
  2. Jo, y yo que intenté resumirlo un poco centrandome solo en el viaje xD
    Pero bueno, si nunca me faltan palabras no existe razón para que ocurra algo diferente por escrito xD

    A mi personalmente me encanta viajar en tren, pero todo en grandes dosis es malo. (Si, hasta el chocolate o el helado... aunque en estos casos suframos las consecuencias con felicidad xD)

    ResponderEliminar
  3. Madre mía, menudo viajecito xD. Pero bueno, si sale más económico, vale la pena, a pesar de los dolores y de encontrarse sin electricidad en un tren-hotel (¡Yo también lo he flipado!).

    Tenemos que quedar cuando vuelvas, moza, que malo será que no haya algo ahorrado para entonces. ¡Muchos bicos, linda! ;)

    ResponderEliminar
  4. El problema es que si lo pillas con tiempo no sale más económico xD Pero una no siempre logra encontrar billetes baratos en fechas clave y lo bueno de los trenes es que el precio nunca se dispara, si acaso se rebaja.

    Y esoo, tu ahorra, como le he dicho a David, que esto no puede pasar otra vez! Que para tres veces al año que subo no quiero quedarme sin veros :(

    Besitos!!

    ResponderEliminar